-Eran quince ciudades-
-eran quince ciudades-
-Había niños...perros...-
-Había niños...mujeres...familias...-
-¡Quieres callarte!
-Quince ciudades...niños...-
-Y pronto seras parte de ellos si no te callas-
-¡Basta!-
A través de la escotilla se puede notar como ya estamos en el espacio pronto iremos a la nave espacial.
Eran quince ciudades habitadas por niños de todas las edades, mujeres y hombres, animales, casas, pobladas, consumidas hasta el tope, cada una llegaba a su punto limite de población, consumo, explotación, esas quince ciudades las más importantes de cada planeta de nuestro sistema fue destruido por nosotros.
Por OOED una inmensa compañía que pisotea aquel que trate de meterse en su camino, expandido en cada planeta, con más de 500 000 000 000 soldados entrenados para ser los mejores, las mejores armas, los mejores asesinos.
Aquel soldados Frank un joven apenas de 20 años acababa de terminar su entrenamiento en el planeta Eserius de todas las bases diversas se decidió por esta, pobre, lo metieron a la misión 117 con un grupo de 300 soldados; No resistió el bruto desastre, el olor a sangre, a humo, los gritos de suplica, llanto, y desde lo lejos mientras se elevaba la nave para ir a las otras ciudades se veía una escena teatral, perfecta como diría el sargento Tolker una obra de arte, lista para ser apreciada y pintada en un lienzo.
El agua artificial llegaba a tiempo y pensar que esta regadera es en realidad alguna parte del cuerpo de un robot, muy útiles.
Es el año 5050, y déjenme decirles que existe desde antes ya casas, ciudades flotantes, ciudades, habitantes en el espacio, es una pelea constante cuando se debe tomar dominio a nuevos planetas ya con vida, la tecnología ha desarrollado a un nivel hermoso, la genética de los animales están totalmente alteradas, puedes ver un sin fin de especies cruzadas entre especies diferentes, lo virtual es lo de hoy, los robots, todo tipo de invento es un lujo, los teléfonos dejaron de existir, la televisión, los autos, las medicinas en pastilla, sin embargo esto no quiere evitar los virus que son diferentes a hace unos años, el indice de la depresión con el suicido están en par, la violencia en cierto tiempo cuando llega al clímax se hace una matanza que si no se terminan los gobiernos nos contactan, nos envían para acabar y volver a empezar desde cero, la sobre población en lugares altos es acabado, la pobreza eso sigue, la violencia también, los arboles tan escasos en ciertos lugares eran conservados como un museo.
Subíamos para irnos al planeta 12, al pobre muchacho lo dejamos.
En camino a la entrada que es interrumpida por una barrera de 600 naves formaban un campo magnético enfrente de nosotros para no dejarnos entrar no destruir a las personas, restarle tiempo para poder evacuar a la ciudad y refugiaros.
Apuesto que la mitad de la flota enemiga esta controlada por personas de las otras naves, de las que se encuentran dentro de su planeta, y no hay nadie dentro de aquellas bolas plateadas con dos brazos puntiagudos.
Nuestra nave parece pequeña pero cuando el jefe se prepare, le gusta lucirse.
-bien, soldados es claro que nuestros vecinos de enfrente no nos recibirán delicadamente, todos a sus puestos R5-
Los suspiros se podría oír de mis compañeros.
Cada uno se sentó en una consola, a las tres apretamos un botón.
Ese botón activo la R5, fase uno.
Por fuera, la nave se sacudió, comenzó a vibrar, se podría sentir unas olas magnéticas, la nave se abrió y de ellas salió una red grande de minis capsulas. Desde arriba se podría ver como una telaraña siendo encabezada por su amo.
Pero eso no fue todo, a las de tres todos dispararon en medio toda esa energía se fusiono creando una impresionante bola de masa nuclear amarilla, siendo disparada hacía la barrera destruyéndola.
Entraron como si nada hubiera pasado, el tiempo lo tenemos contado.
Los soldados montados de maquinas anchas son el escudo, los explosivos de sus brazos, la poca gente que no logro salir, moría, piedad, piedad, pedían, los llantos de los bebes, mujeres, personas, el humo, la sangre, los cuerpos quemados, me sentían mareado...perdido.
¿Siempre sera esto el resto de mi vida?.
Después de un largo día me hallaba en el baño, recién duchado solo.
Me veía en el espejo, agarre un cuchillo muy delgado, fino pero feroz, me quite el rostro, escuchaba el sonido de mi piel, sangre quitarse y cuando mis ojos se encontraron con mi reflejo pude ver mi ser, el liquido verde azulado viajando en esos tubos de metal resistente, la sangre con la que era cubierta se retiraba y en unos tubos pequeños lo llenaban nuevamente, los cables, los circuitos en todo mi cuerpo.
Al menos una mitad de ello.
Subíamos para irnos al planeta 12, al pobre muchacho lo dejamos.
En camino a la entrada que es interrumpida por una barrera de 600 naves formaban un campo magnético enfrente de nosotros para no dejarnos entrar no destruir a las personas, restarle tiempo para poder evacuar a la ciudad y refugiaros.
Apuesto que la mitad de la flota enemiga esta controlada por personas de las otras naves, de las que se encuentran dentro de su planeta, y no hay nadie dentro de aquellas bolas plateadas con dos brazos puntiagudos.
Nuestra nave parece pequeña pero cuando el jefe se prepare, le gusta lucirse.
-bien, soldados es claro que nuestros vecinos de enfrente no nos recibirán delicadamente, todos a sus puestos R5-
Los suspiros se podría oír de mis compañeros.
Cada uno se sentó en una consola, a las tres apretamos un botón.
Ese botón activo la R5, fase uno.
Por fuera, la nave se sacudió, comenzó a vibrar, se podría sentir unas olas magnéticas, la nave se abrió y de ellas salió una red grande de minis capsulas. Desde arriba se podría ver como una telaraña siendo encabezada por su amo.
Pero eso no fue todo, a las de tres todos dispararon en medio toda esa energía se fusiono creando una impresionante bola de masa nuclear amarilla, siendo disparada hacía la barrera destruyéndola.
Entraron como si nada hubiera pasado, el tiempo lo tenemos contado.
Los soldados montados de maquinas anchas son el escudo, los explosivos de sus brazos, la poca gente que no logro salir, moría, piedad, piedad, pedían, los llantos de los bebes, mujeres, personas, el humo, la sangre, los cuerpos quemados, me sentían mareado...perdido.
¿Siempre sera esto el resto de mi vida?.
Después de un largo día me hallaba en el baño, recién duchado solo.
Me veía en el espejo, agarre un cuchillo muy delgado, fino pero feroz, me quite el rostro, escuchaba el sonido de mi piel, sangre quitarse y cuando mis ojos se encontraron con mi reflejo pude ver mi ser, el liquido verde azulado viajando en esos tubos de metal resistente, la sangre con la que era cubierta se retiraba y en unos tubos pequeños lo llenaban nuevamente, los cables, los circuitos en todo mi cuerpo.
Al menos una mitad de ello.
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