¡Los Reyes ya vienen!
Eleanor esperaban bajo de las cobijas junto con su hermanito, son las doce y media de la medianoche, aún no ha salido el sol pero ya es oficial es día de los reyes mágicos están cien por ciento seguro que esta noche los verán, el pueblo de la Villa dormía después de toda la celebración, la Rosca, la comida, los juegos se fueron a dormir con el estomago contento.
Ambos hablan sobre como serán, leía cuentos, historias de Melchor, Gaspar, y Baltazar.
Con la barba larga hasta el suelo de un blanco tan fino y delicado, Gaspar pelirrojo como el fuego y Baltazar con una preciosa tez oscura tan delicada, se preguntaba que le dirán, prepararon unas coronas de papel duro para ellos, con unos adornos preciosos.
Se hallaban bien entretenidos que se estaban quedando dormidos...
Sebastian el hermano menor de Eleanor se sentía raro, con un abundante calor insoportable, con las mejillas rojas, quedo boca bajo y durmió...
La ropa larga y pesada en ciertas situaciones de los magos se arrastraban en el suelo, trataban de no hacer ruido.
Llegaron en donde esta la carta y la abrieron...
Al terminar de leerla no era la primera vez que un niño pedía algo así, el dolor que les causo desearon poder hacer algo pero sí son los magos, eso quiere decir que tiene todas las posibilidades ¿O no?; Baltazar camino recorriendo la casa y llego a una esquina del cuarto, vio una cabellera negra y con sumo cuidado se agacho, destapo al niño dormido con el retrato de una niña.
¿Ella era la hermana?
Son magos, tienen magia pero hay cosas, momentos en donde no pueden interferir: El destino, la muerte, las enfermedades, la vida.
Pero sí podían ayudar y colaborar al menos un por ciento.
Los tres unidos se tomaron de la mano y con sumo silencio las paredes vibraron unas grandes destellos de luces, flechas, chispas de colores diferentes salieron de cada uno simbolizando el amor, la unión, la pureza, la lealtad y la perseverancia.
Al día siguiente, ya era de mañana.
Sebastian se levanto el dolor de cabeza comenzó de nuevo pero no solo era eso,
unas lagrimas corrían de sus ojos hasta su barbilla y caían a todo objeto que se tope en el camino, se encostraba llorando una de tantas, sabía que era doloroso pero al salir entre las cobijas un gran y duro golpe lo devolvió a la realidad; se encontraba él solo, solo entre las sabanas, solo en la esquina del cuarto, solo, sujetando a su pecho una foto de una niña joven hermosa, delicada y lo bastante fuerte, en otra juntos abrazados.
Esa mañana solo era Sebastian lloraba, los niños del pueblo habrían sus regalos con suma felicidad e alegría, los padres observaban con mucho orgullo.
Una Epifanía, siempre la tenía, cada día se volvía tan intenso desde aquel incidente, recordaba cada que lo necesitaba, siempre recordaba aquella noche donde los conoció, aquella noche donde le obsequiaron algo imposible.
Una caja de recuerdos, una caja de pura memorias, de las mejores aventuras, de todos los juegos que se crearon, de todos esos momentos que tuvieron, cada que lo olvidaba, cuando empezó a olvidar, su propio dolor a bloquear ellos le regalaron una memoria irreparable para que pueda vivir recordándola.
Pero ¿Era todo real? ¿Donde partía la epifanía?
Era ese el mejor o peor regalo que han tenido que tener después de aquella carta.
Fin de este reto.
Eleanor esperaban bajo de las cobijas junto con su hermanito, son las doce y media de la medianoche, aún no ha salido el sol pero ya es oficial es día de los reyes mágicos están cien por ciento seguro que esta noche los verán, el pueblo de la Villa dormía después de toda la celebración, la Rosca, la comida, los juegos se fueron a dormir con el estomago contento.
Ambos hablan sobre como serán, leía cuentos, historias de Melchor, Gaspar, y Baltazar.
Con la barba larga hasta el suelo de un blanco tan fino y delicado, Gaspar pelirrojo como el fuego y Baltazar con una preciosa tez oscura tan delicada, se preguntaba que le dirán, prepararon unas coronas de papel duro para ellos, con unos adornos preciosos.
Se hallaban bien entretenidos que se estaban quedando dormidos...
Sebastian el hermano menor de Eleanor se sentía raro, con un abundante calor insoportable, con las mejillas rojas, quedo boca bajo y durmió...
La ropa larga y pesada en ciertas situaciones de los magos se arrastraban en el suelo, trataban de no hacer ruido.
Llegaron en donde esta la carta y la abrieron...
Al terminar de leerla no era la primera vez que un niño pedía algo así, el dolor que les causo desearon poder hacer algo pero sí son los magos, eso quiere decir que tiene todas las posibilidades ¿O no?; Baltazar camino recorriendo la casa y llego a una esquina del cuarto, vio una cabellera negra y con sumo cuidado se agacho, destapo al niño dormido con el retrato de una niña.
¿Ella era la hermana?
Son magos, tienen magia pero hay cosas, momentos en donde no pueden interferir: El destino, la muerte, las enfermedades, la vida.
Pero sí podían ayudar y colaborar al menos un por ciento.
Los tres unidos se tomaron de la mano y con sumo silencio las paredes vibraron unas grandes destellos de luces, flechas, chispas de colores diferentes salieron de cada uno simbolizando el amor, la unión, la pureza, la lealtad y la perseverancia.
Al día siguiente, ya era de mañana.
Sebastian se levanto el dolor de cabeza comenzó de nuevo pero no solo era eso,
unas lagrimas corrían de sus ojos hasta su barbilla y caían a todo objeto que se tope en el camino, se encostraba llorando una de tantas, sabía que era doloroso pero al salir entre las cobijas un gran y duro golpe lo devolvió a la realidad; se encontraba él solo, solo entre las sabanas, solo en la esquina del cuarto, solo, sujetando a su pecho una foto de una niña joven hermosa, delicada y lo bastante fuerte, en otra juntos abrazados.
Esa mañana solo era Sebastian lloraba, los niños del pueblo habrían sus regalos con suma felicidad e alegría, los padres observaban con mucho orgullo.
Una Epifanía, siempre la tenía, cada día se volvía tan intenso desde aquel incidente, recordaba cada que lo necesitaba, siempre recordaba aquella noche donde los conoció, aquella noche donde le obsequiaron algo imposible.
Una caja de recuerdos, una caja de pura memorias, de las mejores aventuras, de todos los juegos que se crearon, de todos esos momentos que tuvieron, cada que lo olvidaba, cuando empezó a olvidar, su propio dolor a bloquear ellos le regalaron una memoria irreparable para que pueda vivir recordándola.
Pero ¿Era todo real? ¿Donde partía la epifanía?
Era ese el mejor o peor regalo que han tenido que tener después de aquella carta.
Fin de este reto.
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